NUESTRA INMORTAL EVITA

1952 - 26 DE JULIO - 2024

" Cumple la Secretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20.25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación. Los restos de la Señora Eva Perón serán conducidos mañana, al Ministerio de Trabajo y Previsión, donde se instalará la capilla ardiente...".

La muerte es un segundo. Pero si la víctima ha pasado los límites de una persona común para erigirse en una personalidad social, el fallecimiento es un acontecimiento histórico que abre una grieta en la conciencia colectiva de los pueblos.

Hoy a 72 años de su fallecimiento nos impulsa el recuerdo de un dolor imborrable apenas mitigado por el paso del tiempo, pero que vive permanentemente en nuestros corazones, no solo de los peronistas, sino de gran parte del pueblo argentino. Sólo de esa forma se entiende lo que ocurrió el 26 de julio de 1952. Los espectáculos públicos y callejeros se quedaron congelados. En todos los cines se paralizaron las proyecciones.

La oscuridad y el silencio fueron un preludio de infierno, hombres, mujeres y niños deambulaban sin un derrotero fijo, los hombres sin vergüenza alguna, lloraban desconsolados y una frase era redundante en todos lados "ha muerto Evita" como queriendo hallar un consuelo en la otra persona que repetía lo mismo y así unos y otros sin solución de continuidad, lloraban y se abrazaban por la desaparición física de quien fue llamada la abanderada de los humildes, nuestra Inmortal Evita. Ese 26 de Julio fue el día que los pobres quedaron absolutamente solos. 

Es bueno para las generaciones más jóvenes que sepan que nunca en la historia de la humanidad, el cadáver de una persona sufrió tantas vejaciones, humillaciones y el destierro, como nuestra inmortal Evita. Volvió Evita, nuestros corazones tuvieron el descanso de haber logrado el retorno de sus restos, pero el dolor de su sufrimiento permanecerá siempre el recuerdo y nos obliga a los peronistas a concluir su obra inconclusa y luchar a cada momento por los desposeídos, por los que más sufren. Aquellos que profanaron sus restos, quedaran en la historia como los artífices de un odio mesiánico desterrado para siempre de nuestro país.

Ya nunca más nuestras mujeres Justicialistas tendrán que desenterrar del patio de sus casas la fotografía de Evita para prenderle una vela cada 26 de de Julio. Recordemos a una mujer excepcional que traspaso la barrera de la inmortalidad, "Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria". Este fue su legado y a él nos deberemos por siempre todos los peronistas. Querida Evita descansa en Paz.